Según versiones preliminares, el atacante descendió de una motocicleta, se acercó al vehículo del alcalde y disparó varias veces sin previo aviso. Manzo murió en el lugar. El agresor huyó en compañía de un cómplice que lo esperaba cerca. Pese al operativo montado por las autoridades, no se ha reportado ninguna detención hasta el momento.
Carlos Manzo: una figura incómoda para el poder local
Carlos Manzo, ingeniero civil de profesión y alcalde en funciones desde enero de 2024, era conocido por impulsar auditorías en obras públicas anteriores, así como por rechazar acuerdos con actores cuestionables dentro del municipio. Distintos medios locales señalan que había recibido amenazas recientes, aunque no contaba con escoltas ni protección oficial.
Durante su gestión, también intentó ordenar el uso de recursos públicos y denunciar prácticas irregulares de gobiernos pasados. Habitantes y compañeros de trabajo lo describen como un funcionario directo, austero y comprometido con la transparencia, lo que lo habría convertido en objetivo de intereses oscuros.
San Andrés Dinicuiti y la Mixteca: territorio vulnerable ante el crimen
El municipio de San Andrés Dinicuiti se ubica en la región Mixteca, una zona marcada por rezagos históricos y baja presencia del Estado. En los últimos años, esta región ha sido señalada por el aumento de actividades criminales como extorsión, tráfico y cobro de piso.
Expertos como el analista en seguridad Óscar Ruiz señalan que la Mixteca oaxaqueña se ha vuelto un “vacío de poder” aprovechado por células delictivas que ven en los gobiernos municipales un obstáculo o una oportunidad para consolidar su control territorial.
El asesinato de Carlos Manzo, reflejo de la violencia política en México
La ejecución de Carlos Manzo no es un hecho aislado. De acuerdo con el Observatorio Nacional de Violencia Política, al menos 38 alcaldes han sido asesinados entre 2021 y 2025 en distintos estados del país. Muchos de ellos enfrentaban contextos de amenazas o decisiones políticas que incomodaban a grupos con poder económico o criminal.
La violencia contra figuras políticas locales ha sido uno de los principales desafíos del sistema democrático mexicano. Los alcaldes, por estar más cerca del conflicto territorial, suelen ser los más expuestos, especialmente en zonas rurales o estratégicas para economías ilícitas.
Reacciones oficiales y exigencias ciudadanas
Tras confirmarse la muerte del edil, el gobierno del estado de Oaxaca emitió un mensaje condenando los hechos y prometió “justicia pronta y expedita”. La Fiscalía estatal informó que ya se abrió una carpeta de investigación por homicidio calificado y se recaban pruebas como grabaciones de cámaras de seguridad y declaraciones de testigos.
La comunidad local, por su parte, ha organizado vigilias y ha solicitado que se investigue el crimen a fondo, sin impunidad ni manipulación política. Líderes de la zona exigieron que se refuerce la seguridad en municipios vulnerables y que se reactive el programa de protección a funcionarios amenazados.
Un caso que no puede quedar en el olvido
La muerte de Carlos Manzo representa un nuevo golpe para la democracia local y revela nuevamente los peligros que enfrentan quienes intentan gobernar con transparencia. Su nombre se suma a una lista cada vez más larga de funcionarios municipales que han perdido la vida en el ejercicio de su cargo.
Este crimen pone sobre la mesa la necesidad urgente de replantear los mecanismos de protección institucional y garantizar que los presidentes municipales puedan desempeñar sus funciones sin miedo a represalias.

