Vivir en conjuntos o edificios obliga a los residentes a ajustarse a varias normas establecidas por la administración.
Residir en conjuntos residenciales o edificios se ha vuelto una práctica común, lo que implica ajustarse a ciertas normas establecidas en los reglamentos de las copropiedades. Aquellos que no cumplan con dichas reglas pueden enfrentar multas significativas, según el grado de la infracción.
Uno de los ejemplos más comunes es la multa por incumplir normas de convivencia, lo que puede generar un costo considerable para el infractor, dependiendo de la gravedad del hecho. Según el Código de Policía, se contemplan multas elevadas para quienes no respeten las reglas de estos espacios. Entre ellas, se destaca la sanción por perturbar la tranquilidad con ruidos excesivos o realizar actividades ruidosas fuera de los horarios permitidos. Estas acciones pueden considerarse una infracción de tipo 3, con una multa equivalente a 346.664 pesos colombianos.
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¿Por qué se imponen multas en conjuntos o edificios?
Las multas y sanciones en conjuntos residenciales se aplican para garantizar la convivencia pacífica y el respeto de las normas incluidas en los reglamentos de propiedad horizontal. Estas sanciones buscan mantener el orden y la armonía entre los residentes, evitando conflictos que puedan alterar la tranquilidad de la comunidad.
Algunas de las razones más frecuentes para la imposición de multas incluyen el incumplimiento de las normas de ruido, la disposición incorrecta de los residuos, el uso indebido de las áreas comunes, el estacionamiento en zonas no permitidas o la tenencia irresponsable de mascotas. También se sancionan conductas que puedan poner en riesgo la seguridad del conjunto, como el uso inapropiado de las áreas recreativas o la falta de respeto hacia los empleados de vigilancia y mantenimiento.
El propósito de estas sanciones no es únicamente punitivo, sino también preventivo, ya que buscan disuadir conductas inapropiadas y promover una cultura de respeto y responsabilidad entre los residentes.
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Las infracciones más graves en conjuntos residenciales
El incumplimiento de las normas puede generar tensiones entre vecinos, además de ocasionar problemas como el deterioro de las áreas comunes o incluso situaciones de inseguridad. Un ejemplo de ello es la realización constante de fiestas con alto volumen, lo que afecta el descanso y bienestar del resto de los habitantes.
Del mismo modo, la falta de cumplimiento con las disposiciones de seguridad o higiene puede poner en peligro la integridad física de los demás residentes. Las sanciones son, por tanto, un mecanismo para garantizar la convivencia y evitar que los intereses individuales afecten a la comunidad en general.