El sombrío panorama en Manizales para aquellos que dependen de la tauromaquia: estas son sus narrativas.

El sombrío panorama en Manizales para aquellos que dependen de la tauromaquia: estas son sus narrativas.

La noticia de la aprobación del proyecto que prohíbe las corridas de toro en Colombia cayó como un baldado de agua fría entre los taurinos de Manizales. Toreros y aprendices, monosabios y aficionados se cuestionan qué será de su fiesta, de su tradición y hasta de su profesión.

Se entrevisto a Emerson Pineda, coordinador de la Tauroescuela, la única de su índole que sobrevive en el país y que también cerraría sus puertas en 2027, pues –sin corridas- no hay toreros.

“Castran los sueños de la gente, de los niños que cada sábado madrugan felices a prepararse para vestir un traje de luces”, dijo Pineda sobre la decisión de los congresistas.

En sus más de 20 años de historia, por la Tauroescuela de Cormanizales, entidad que organiza todos los eventos taurinos oficiales de Manizales, han pasado 600 niños y jóvenes que son apasionados por la fiesta brava.

Hoy por hoy 40 niños y jóvenes se forman allí; 22 de ellos son menores de entre cinco años y ocho años. “¿Cómo le van a contar a los más pequeños que su sueño nunca será realidad?”, cuestionó el instructor.

Pineda, torero de profesión, asegura que este sábado será el más difícil de su historia al frente de la escuela, porque –por su edad- estos menores no entienden razones más allá de su pasión.

“No sé cómo decirles que no pueden hacer lo que quieren. Esta es una escuela que forma personas y después toreros y ha sido una salvación para muchos jóvenes. Tengo hoy un chico que rescatamos de la calle y el único salvavidas fue la tauromaquia; ahora qué va a hacer ¿Volver a coger la bolsa?”, mencionó.

Pineda es torero de profesión hace más de 30 años. Asegura que tampoco sabe qué hará en tres años, cuando cumplirá 50 años. “¿Dónde me van a reubicar? si no sé hacer nada más que coger un capote y lidiar un toro. No sé coger un computador, voy a tener una edad avanzada ¿para qué le voy a servir a una empresa? Nos tocará coger pico y pala y vivir de la construcción o algo así”, aseguró.

En esa misma posición estarían otros colegas suyos que se dedican de lleno al toreo. Les alivia, dice Pineda, que hay tres años en los que podrán revisar opciones, seguir ‘pelando por sus derechos’ y guiar a los más jóvenes por otro camino profesional.

“Yo estoy triste por mi arte, pero ya la viví y la disfruté, me da más nostalgia por quienes soñaban con ello y ahora o cambian de sueño o tienen que irse del país para cumplirlo. Afortunadamente todos estudian y podrán redireccionar su vida, aunque sea en una profesión distinta”, mencionó el coordinador de la tauroescuela.